
El principal deseo de todos los seres humanos, es ser felices pues en realidad nadie quiere sufrir. La mayoría de nuestras experiencias en la vida están permeadas por nuestra mente que se convierte en el lente que mira, un lente que generalmente distorsiona y que no nos permite ver y vivenciar las cosas tal como son. La mente es la loca de la casa que cuando se desborda produce mucho ruido, más de 60.000 pensamientos al día de los cuales más de la mitad son basura, por eso el primer lugar donde debemos buscar paz es en nuestra mente.
La mente péndula entre lo positivo y lo negativo, entre la motivación y la desmotivación entre el impulso a actuar o el temor de quedarse paralizado, por eso es que debemos procurar llegar a un estado en donde podamos tener una mente neutral, una mente que nos produzca paz interior y felicidad. Una mente que sea como un calmo lago, sin tantas olas nos permite desarrollar un estado de quietud y nos blinda de emociones perturbadoras; cada vez desde ese lugar donde predomina el silencio podemos encontrar mayor equilibrio.
Las emociones o pensamientos negativos, como el odio, la ira, el orgullo, la lujuria, la codicia o la envidia producen un remolino emocional muy negativo y agotan nuestro sistema físico, en realidad nos enferman. En la medicina tibetana desde hace mucho tiempo este tipo de emociones negativas son consideradas las causas de las principales enfermedades incluyendo el cáncer, y ahora cada vez la medicina occidental reconoce esto al punto de crear una rama de la medicina llamada la psico-neuro-inmunología. Este tipo de emociones negativas son la base de la ansiedad, la depresión, la confusión y el estrés, una de las principales enfermedades de este siglo.
Ya lo decía Platón: “Ningún acontecimiento humano es digno de gran ansiedad” Así el primer paso para combatir el estrés es aceptar que se trata de una consecuencia de nuestra vida y actitud, no de algún signo de defecto o deficiencia que tengamos.
¿Cuáles crees que son los factores desencadenantes de tu estrés? Piensa en tu reacción habitual producto de la tensión.
¿Cuál sería el nuevo esquema de pensamiento que te liberaría del estrés? Inhala y exhala liberándote en cada respiración de la tensión, deja que los pensamientos obsesivos se disuelvan con cada exhalación. Deja de prestarle tanta atención a tu mundo exterior y concéntrate en ir adentro de ti, encontrando paz interior, si lo logras serás capaz de afrontar las situaciones con calma y madurez.