Paulo Coelho, en su novel a El alquimista, escribe: cada cosa tiene que transformarse en algo mejor y adquirir un nuevo destino.
Los alquimistas buscaban una piedra filosofal mágica para transmutar plomo en oro. El plomo y el oro desde una perspectiva metafórica, filosófica e incluso psicológica, pueden relacionarse con nuestros estados internos. Así, la alquimia emocional que yo propongo es la transformación de nuestras emociones como la rabia, ira, la envidia, la venganza o cualquiera que nos habite que sintamos que son como el plomo , puedan ser transformadas en estados de más claridad.
No es que tengamos que desechar, negar las emociones que son como el carbón, solo debemos observarlas, permitírnolas, observarlas y entender que lo negativo forma parte del aprendizaje y de nuestra cura.
En nuestro Retiro Purifica, lo que hacemos es abrir espacios para que descubras como ser ALQUIMISTA INTERIOR, y utilices tu poder de conciencia para transformar los momentos de confusión en claridad interna.
La Alquimia emocional nos permite la posibilidad de que nuestro aturdimiento y desorden florezcan en claridad interior. En nuestro ecosistema interior es necesario desenmarañar las fijaciones profundas y los hábitos destructivos. Cuando abrimos espacios para tomar conciencia de lo que nos limita, nos desequilibra, nos entristece, ese solo hecho de darnos cuenta, es un momento mágico que abre la puerta a la transformación, y podemos limpiar nuestro visor y ver lo que Si está bien en nuestra vida.
Cuando quitamos la maleza del jardín, aparecen flores que antes no podíamos ver. De eso se trata este cambio de hábitos, de ver con mas claridad los recursos positivos que tenemos para construir una vida más gozosa, liberando las emociones aflictivas que relentizan nuestro paso hacia la cima del buen vivir.
Cuando accedemos a la cámara interna de nuestro corazón, abrimos nuevas dimensiones de nuestra vida, y podemos conectarnos más genuinamente con nosotros mismos. Son necesarios dos ingredientes en el caldero de la alquimia emocional: la sabiduría y la compasión, como lo describía un gran maestro Budista Tulku Urgyen, estas dos cualidades son como las alas de un pájaro: si le falta un ala es incapaz de volar.
Cuando empezamos un trabajo emocional , empezamos a ver cosas nuevas en nosotros y en los demás, por eso una mirada compasiva puede suavizar la relación consigo mismo y con los demás y entonces podemos liberarnos del egoísmo, la autoconmiseración y las preocupaciones.
Sembrar semillas de emociones positivas debe convertirse en un cuidadoso trabajo, si queremos abonar nuestro terreno emocional. Cuando una parte del cerebro que genera emociones positivas se hace más activa, los centros de las emociones perturbadoras se aquietan .
¡TEN EN CUENTA QUE LAS EMOCIONES SON CONTAGIOSAS!
Hace falta un gran coraje para enfrentar ese territorio desconocido de nuestro hábitos emocionales, pero cuando lo hacemos, y encontramos destellos de nuevas emociones positivas entonces tenemos más valor e inspiración para continuar a lo largo de este trabajo interior.
Práctica de la Benevolencia
En esta reflexión, debes repetir frases que reflejen esta cualidad.
En cualquier momento que tu mente divague, reconéctate con un sentimiento de amor y calidez para con la gente.
Puedes cambiar las palabras de la frase de manera que tengan mas resonancia o significado para ti.
Practicamos, repitiendo la misma frase, primero hacia ti mismo, hacia alguien determinado y finalmente hacia todos.
Puedes enfocarte en tus seres queridos, tus grupos de colaboradores, alguien con quien tienes dificultad y finalmente, a todos los seres en todas las direcciones del universo.
Te comparto algunas frases que pueden inspirar tu práctica benevolente.
Así como yo quiero estar libre de sufrimiento, que todos los seres estén libres de sufrimiento
Otra manera:
Esté libre del sufrimiento y de lo que causa sufrimiento
Que tenga yo fácil bienestar
Que esté yo protegido y a salvo
Que sea yo feliz
Luego extiendo estos deseos genuinos de compasión y amor a todos los seres, en todas partes:
Que todos los seres estén libres del sufrimiento y de lo que causa sufrimiento.
Que todos los seres estén protegidos y a salvo.
Que todos los seres sean felices.
Puedes como dice el Dalai Lama, antes de practicar la benevolencia, hacer esta oración de ecuanimidad como una manera de sacar primero la espina de querer que las cosas sean de cierta manera, y esto da como resultado la compasión.
Que yo pueda aceptar las cosas tal como son.
Te deseo felicidad y bienestar, pero que yo no pueda elegir por ti o controlar la manera en que son las cosas.