
No hay que vivir el meollo de las cosas nimias, decía un yogui en el Himalaya: “concéntrate en tus prioridades, en esas actividades que verdaderamente tienen sentido»
La relación con el tiempo requiere creatividad y flexibilidad, pero para muchos se convierte en una fuente de dolor cuando están todo el tiempo en el pasado, de estrés en el presente y de pre-ocupaciones cuando sólo se enfocan en el futuro.
¿Cómo desmontarnos de ese paradigma de la insatisfacción?…
¿de la premisa que “nunca es suficiente”?, ¿de que la vida es una carrera frenética en pos de conseguir cada día más, más reconocimiento, más dinero, más amor etc, etc?… Es como si no tuviéramos tiempo de aflojar la marcha y parar un momento para poder respirar la fragancia de las rosas.
Vivir una vida sencilla no es tan fácil cuando se nos ha impulsado por todos los frentes a llenarnos de necesidades: comprar ropa de marca, leer seis periódicos al día, estar siempre disponibles para todo el mundo, estar conectados 24 horas al día al celular, tener mucho dinero para los placeres de la vida: comer, viajar, rumbear.
A menos que reduzcamos nuestras necesidades jamás nos vamos a sentir satisfechos, seremos como los jugadores empedernidos que siempre quieren “una vuelta más”. ¿Cómo alcanzar la felicidad así? Confundimos la felicidad con la realización, y aunque la felicidad ciertamente llega cuando alcanzamos nuestros sueños, no podemos hipotecar la felicidad en búsqueda del DORADO.
Que no nos pase lo del rey Midas, que amaba tanto el oro, que llegó a rezar para que todo lo que tocase se convirtiera en ese metal y al concedérsele ese deseo no pudo comer nunca más porque la comida se le convertía en el frío oro.
Las prioridades en el EGO-SISTEMA se han invertido tanto que gastamos más en tabaco en Europa que en salud para la maternidad, más en cosméticos en un país como E.U que en educación básica para todos, más para los gastos bélicos que para la salud y la nutrición en muchos otros países.
Riqueza y placeres para unos pocos. Si estás entre esos pocos AGRADÉCELO! Pero también RESPONSABILÍZATE!
Al final de nuestras vidas nos daremos cuenta si o si, que la seguridad no viene del dinero sino de nuestra inteligencia y sabiduría adquirida con las vivencias y las relaciones verdaderas. El dinero debe ser un facilitador no el fin en sí mismo.
Cuando derrochamos y desperdiciamos la consecuencia natural es que cuando necesitemos, no tendremos recursos. Aprender a usar el dinero de una manera digna y valiosa debería ser un aprendizaje adquirido ojalá desde la infancia, saber que si utilizamos bien este recurso el universo siempre proveerá más.
El dinero nos debería servir para nuestro aprendizaje y el de nuestros seres queridos, para mejorar nuestro entorno, para ayudar al que nos necesita, para elevar nuestra vida al más alto nivel.
Vivir una vida sencilla puede empezar también cuidando el recurso TIEMPO: dejar de levantar el teléfono cada vez que suena, no malgastar el tiempo leyendo propagandas de buzón o correos basura en nuestro e-mail, dejar de comer por fuera de casa tres veces por semana, renunciar al club de golf y pasar más tiempo con tus hijos, dejar el reloj guardado una vez por semana, ver salir de vez en cuando el sol, y contar estrellas en la noche….se creativo y genera espacios de gozo que no impliquen gastos dispendiosos.
Gandhi decía: “cuando admiro la maravilla de un ocaso o la belleza de la luna, toda mi alma se ensancha adorando al creador”.
Siempre busca tiempo para agradecer y para meditar u orar por lo que la vida te da cada día.