Buscamos constantemente la felicidad, la seguridad, la satisfacción en objetos, personas y circunstancias externas, por que hemos olvidado que es en nuestro interior donde habitan todas nuestras verdaderas riquezas.
Todo lo que está afuera de nosotros es cambiante, y cuando nuestro apego seguro está en lo impermanente, quedamos a merced de esas fuerzas externas que son volátiles e inciertas y esto nos genera una gran ansiedad. Todo lo externo empieza a dominar nuestra vida, y es en esta necesidad de los otros o de lo otro que nos volvemos dependientes.
Nos sentimos bien si lo de afuera está bien, por el contrario si afuera va mal, sentimos que perdemos nuestra estabilidad interior. Estas dependencias limitan nuestra capacidad de elegir libremente lo que queremos en nuestra vida.
El numero de adicciones y de adictos crece cada día más. Adictos a cualquier cosa: tarjetas de crédito, comer, beber, dulces, fumar, sexo, relaciones, la televisión, internet, futbol, ganar dinero, gastar dinero, poder, trabajo, discutir , etc. Queremos llenar cada vez con más anhelo nuestro vacío interior, como un hueco insondable donde nada es suficiente, siempre queriendo más y más: amor, dinero, placer, poder, valoración. Son todas estas necesidades de nuestro ego, más no del alma. El ego nos impulsa a tener, poseer, hacer; mientras que el alma solo te pide Ser.
Generalmente este vacío interior nos refleja una gran carencia de respeto, amor, paz, atención, consideración.
Hoy quiero inspirarte a que retomes tu soberanía personal, asumas el poder interno que te habita y desde ese espacio de autoestima puedas conectar con tu valía real, tu amor propio que te da confianza y seguridad. No necesitas la aprobación de los demás para saber por dónde va tu camino, confía en esa voz interna que está en lo profundo de lo profundo de tu corazón y atrévete a vivir sin apegos inútiles que coartan el flujo de tus propios sueños.