Pitágoras además de ser un hombre de inmenso saber, es reconocido como el
padre del vegetarianismo, aunque en realidad mas que vegetariano fue vegano.
Para el filósofo la alimentación era un camino para expandir la conciencia, un
medio para reproducir en carne propia, y en orgánica miniatura, aquella luz de
armonía que rige la vida.
Pitágoras rechazó el sacrificio de animales en los templos, donde entre plegarias y
sangre se degüella a un ser vivo. Para Pitágoras, todo alimento funerario es un
infame festín, que brota y regresa de un estado de penuria humana. Mantuvo que
alma es inmortal y que el hombre no tiene preminencia sobre otras criaturas, y por esta razón tiene el deber moral de tratar a todos los seres vivos con amabilidad.
La alimentación en últimas debe ser una camino biológico que asiste el desarrollo
biológico del hombre. La dieta debería producir realidades bioquímicas en el
cerebro y en las secreciones glandulares que favorezcan la felicidad y el amor.
Los alimentos sátvicos (puros y vitales) , tienen un papel purificador sobre el
alma. Para Pitágoras las frutas y las verduras otorgan una suerte de cadencia
sonora a los tejidos del cuerpo.
Con respecto a la alimentación hay cuatro principios importantes: que esté en
armonía con el medio ambiente, que valore la pureza de los ingredientes , que sea
una medicina positiva para el cuerpo y que favorezca un florecimiento de la
conciencia e impulse la evolución espiritual del hombre.
Con un cuerpo y un alma libres de angustias y ansiedades, con cada mordisco, se
genera paz, amor y una amplia filosofía de la vida. Al estar toda la naturaleza
entretejida, cada día será más evidente que la salud de cada ser humano se
extiende también hacia el planeta.
La ética alimenticia trata de cómo volvernos comensales conscientes no solo de
nuestra salud, si no de todo lo que nos rodea: los ríos, las plantas, los animales, los mares y las montañas.