Cuando aparece esa semilla en el corazón, que nos indica que hay una posibilidad que surja un sentimiento que nos conecte a otra persona, esa vibración que sentimos cuando el otro nos “lleva al cielo”, la ruta a seguir es darnos cuenta si es posible construir con el otro un proyecto conjunto vital.
Cuando dos personas se encuentran, también lo hacen los proyectos, los sueños, los valores individuales que deberían coincidir o por lo menos parecerse lo máximo posible.
Por que cómo lo dijo Fritz Perls: “Si encontrándonos no nos encontramos, no hay nada que hacer”
Cuando decidimos estar con una pareja, el emparejamiento, es necesario, tener una mirada hacia la misma dirección, aunque en el camino, cada uno tenga sus propios gustos.
Pero si yo quiero tener hijos y el otro no, si a mí me gusta el campo y al otro la ciudad, o el otro quiere vivir en el extranjero y yo quedarme en la ciudad natal, ¿cómo logramos cuidadosamente encontrar equilibrio y armonía, si en el bote cada uno rema para un lado distinto?, ¿a que puerto podemos llegar si uno tiene la brújula hacia el norte y el otro hacia el sur?
Así que revisar nuestras compatibilidades y lograr unos acuerdos mínimos en donde haya crecimiento personal de los dos es uno de los recursos más eficientes para saber si estamos frente a una relación que puede sostenerse en el tiempo.
Aunque la convivencia con otro ser humano tiene “algo “de sacrificio, del espacio propio, del tiempo propio, de los gustos propios, no podemos renunciar totalmente a lo que para nosotros es importante porque después vienen la peligrosas “cuentas de cobro”, y esas facturas emocionales tienen un costo irreversible en la relación.
Cuidar el amor, en una relación, tiene que ver con compartir el sentido de la vida, hacer revisión permanente de nuestros planes individuales, pero al mismo tiempo de la construcción conjunta de sueños que nos involucren a los dos.
Alinearnos cada día para estar en el mismo dial de frecuencia, nos permite sintonizarnos y descubrir espacios en común donde podemos avanzar tomados de la mano, creando nuestro proyecto en común.
Te comparto algunos puntos esenciales que podrías evaluar a la hora de compartir tu vida con otra persona:
- ¿Dónde nos gustaría vivir?
- ¿Tendremos hijos?
- ¿Cómo manejamos el dinero?
- ¿Qué lugar ocupa en nuestras vidas el trabajo?
- ¿Qué vida social nos gusta tener?
- ¿Qué papel juega la familia?
- ¿Qué pensamos acerca de la fidelidad?
Las respuestas a este tipo de preguntas nos dan claridad del tipo de proyecto vital que puedo construir con el otro, embarcarnos en una relación sin esta brújula puede llevarnos al fracaso.
Si te gustaría asistir, diligencia el formulario que encontraras justo debajo.